Comenzamos recuperando la propuesta metodológica de intervención que construimos hace dos encuentros.
Luego seguimos trabajando en grupos a partir de la siguiente situación:
Los Quispe
María y José vinieron a la Argentina hace 1 año. Trabajan doce horas por día en un taller de costura para mantener y traer de Bolivia al hijo mayor de María que tiene 12 años y que vive con la abuela materna. Los hijos de ambos de 3 y 5 años quedan durante el día en la pieza que alquilan en la villa. No cuentan con familia ampliada en la Argentina. María les prepara todos los días la comida antes de irse. Como tiene miedo a los continuos robos que hay en la zona, los niños quedan encerrados con candado.
Los niños provocaron accidentalmente un incendio en la casilla cuando quisieron calentar la comida. Los vecinos rompieron la puerta y lograron salvar a los niños, aunque el más chico sufrió quemaduras graves y debió ser internado en el hospital.
Sus padres se enteraron cuando volvieron de trabajar. Los vecinos estaban muy molestos con ellos, casi reciben una paliza.
Cuando se dirigieron al hospital, se enteraron que no podían tener contacto con sus hijos ya que se había dado intervención al Consejo de Derechos de Ninas, niña y adolescente.
Ambos padres fueron derivados por la Defensoría Zonal al Centro de Salud para realizar tratamiento psicológico. María llora día y noche y José comenzó a tomar. Perdieron el trabajo dadas las reiteradas entrevistas a las que asistieron en el intento de cuidar y recuperar a sus hijos. Deben dos meses de alquiler y están a punto de ser desalojados. Los niños permanecen en un hogar. No se adaptan, quieren volver con sus padres.
Consigna:
Que cuestiones/dimensiones / aspectos, les parece que habría que tener en cuenta al analizar la situación.
De la puesta en común surgió lo siguiente:
Para cerrar les compartí un par de relatos de Juan Sola.
Negra de mierda» (Un cuento de Juan Solá)
Mirá la negra de mierda, mirá cómo lleva los nenes en la motito. Tres gurisitos sin casco, cagándose de frío, y la negra con ese culo enorme que ocupa todo el asiento. Qué hija de puta. Mirá, mirá cómo lleva a la pendejita, medio dormida, casi cayéndosele de esas piernas gordas de tanta cerveza y torta frita. Y mirá el otro, ahí atrás, agarradito como puede, tiritando, pobrecito. ¡Y mirá cómo lleva el bebé, negra hija de mil putas, metido adentro de la campera! Inconsciente de mierda, ojalá le saquen los hijos, ojalá se muera esta negra de mierda.
La camioneta arrancó, rabiosa, y se perdió calle abajo, zambullendo a la negra y sus crías en una nube de humo pegajoso. El que iba atrás tosió un poco y la motito se paró. El señor del golcito gris bocinó con furia a sus espaldas y le ordenó que se moviera, pelotuda, y la puta que la parió.
La nena en la falda abrió los ojos despacito y preguntó si faltaba mucho. La madre le apoyó la mano temblorosa sobre la frente sudada, comprobó que la fiebre seguía allí y murmuró un no mi amor, así, triste y suavecito, como los quejidos del Nazareno, que llora acurrucado contra sus tetas tibias, o como el cinco por seis treinta, cinco por siete treinta y cinco, que el Ismael recita con los brazos envolviéndole la panza llena de pan y mate cocido, porque al otro día tiene prueba y la Brenda tiene fiebre, y el Nazareno llora de hambre, y a esa hora el colectivo ya no entra hasta el barrio, y el Mario que no aparece desde la semana pasada, y la motito que se para cada cinco cuadras, y el hospital que todavía está lejos, y doña Esther que le dijo que para qué iba a tener otro hijo a los veintidós, que mejor abortara, y el Ismael que cada tanto dice que tiene frío, y la Brenda que se va quedando dormida, y la negra de mierda que le pide al Ismael que diga las tablas más fuerte, para que escuche la Brenda, para que no se duerma la Brenda, mientras que a ella le arden los ojos de tanto aguantarse las ganas de llorar de miedo.
#RevistaSudestada
epicaurbana: Los colores
http://epica-urbana.blogspot.com/2016/12/los-colores.html?m=1
El texto a leer es el primer capitulo del que les entregue la semana pasada.